Pedro
Sánchez, líder del PSOE, Pablo Iglesias, líder de Podemos, Soraya Saenz de
Santamaría, portavoz del PP en sustitución de Mariano Rajoy y Albert Rivera,
portavoz de Ciudadanos, se enfrentan el día 7 de diciembre en un debate
político histórico a cuatro, que rompe el bipartidismo que inundaba España desde la
caída de la dictadura de franco. Ante las elecciones del próximo 20 de diciembre,
este enfrentamiento, trascendental para muchos, se presenta en un debate a
cuatro bandas con aires de cambio y nuevas oportunidades de elección.
El
debate fue dividido en secciones así como temas de actualidad siguiéndo una fase dividida en dos áreas temáticas.
La primera se comenzó con la economía y el bienestar a lo que siguió las
reformas constitucionales.
En
este primer bloque se trató sobre todo, del paro y los impuestos, lo que, por
supuesto, generó debate entre los portavoces con las primeras críticas de Pablo
Iglesias a la vicepresidenta, “En España la población activa se ha reducido
desde que está el PP y muchos jóvenes se han tenido que ir” y de Albert Rivera
al modelo de España “tenemos un modelo precario con gente que entra y sale del sistema laboral con
contratos basura”. Se pusieron en coalición datos relevantes de las cifras de paro
y se creó un frente momentáneo contra Soraya Saenz y su partido. En un momento,
Pablo Iglesias llegó a mencionar el salario con el que vivía él hará cuatro
años cuando sucedía el “rescate por parte del PP”. Cuando los impuestos se
ponen encima de la mesa, los partidos comienzan a enfrentarse unos contra
otros. Pablo Iglesias presentó una idea nunca propuesta por los partidos que
hasta ahora ostentaban el poder, y es subirle los impuestos a quienes controlan
el dinero: “Los bancos que se benefician de ayudas públicas que se aprieten
ahora el cinturón” o subirle el IVA solamente a los productos de lujo como
puede ser un yate.
El
enfrentamiento entre las “dos izquierdas” dio que hablar. El ya famoso “no te
pongas nervioso Pedro” se escuchó en bastantes ocasiones durante el debate, y
durante los enfrentamientos verbales entre los dos frentes. Albert Rivera
aseguró que se podría renegociar con Bruselas en caso de que ésta exija más
recortes para pagar el déficit, pero “lo que no se puede es no pagar”. Aseguró
además que “los españoles no tienen ya que optar por lo malo o lo más malo,
ahora se puede elegir una nueva etapa”. Cuando se mencionó la educación Pablo
Iglesias destacó que “los que han redactado esa ley, no van a escuelas o
universidades públicas. Se quiere y debe escuchar a la gente, a los estudiantes
y a los profesores”.
Otra
de las fases, la de las reformas constitucionales, estuvo cargada de momentos
de tensión e incluso, de ironía. Los ataques a la ausencia de Mariano Rajoy
fueron constante en todo el debate. Se tocó el tema de la corrupción en los
que PP y PSOE fueron los que salieron más perjudicados por los casos que les
preceden de anteriores candidaturas. Ciudadanos y Podemos atacaron con datos al
PP sobre los casos de corrupción e impunidad hacia los afectados, incluso Pedro
Sanchez presentó una lista de casos de corrupción para Soraya Saenz de
Santamaría que se quedó en silencio solamente asegurando que “ha habido
muchísimas explicaciones”. Una de las propuestas de Albert Rivera hace que se
enfrenten la vicepresidenta y él: “propongo cambiar la ley electoral, hacer una
conferencia de un gobierno autonómico de presidentes para debatir los temas
autonómicos”.
Aparece
a continuación el tema de Cataluña en el que solamente Pablo Iglesias es el que
propone ofrecer “el derecho a elegir, escuchar a los ciudadanos catalanes”,
convocar un referéndum para que los catalanes decidan si quieren independizarse
o no. Esto le granjea nuevos ataques en el debate.
Uno
de los puntos más interesantes fue la pregunta de cierre en la que se preguntó
a los portavoces qué harían en caso de que el presidente francés pidiera ayuda
a España y que ésta tuviera que mandar tropas terrestres a Siria. Pablo
Iglesias se enfrentó a la pregunta con un claro NO ante ella, mientras que los
demás no dieron una respuesta exacta.
Después
de esa histórica noche los sondeos, no faltó las opiniones personales de los
portavoces, y, como proclama un artículo en el canal de internet de la sexta
noticias, “los partidos se muestran satisfechos de su actuación en el debate”.
Toda la culpa va hacia fuera, hacia los otros partidos. Parece que, como dicta
el artículo, “hay más urgencia de señalar al perdedor que al vencedor”1.
Sin
embardo, la audiencia no tardó en reclamar su oportunidad de votar un ganador y
los medios no tardaron en hacer presencia en toda la actualidad, sus propios
sondeos y sus respectivos gráficos mostrando a quien votaban sus espectadores. Aquí
se presentan algunas de ellas con resultados algo dispares entre sí. Una cosa
queda clara en todas ellas, y es que Pablo Iglesias, con diferencia, se
proclamó ganador indiscutible del debate.
*Distintas
encuestas realizadas el mismo día del debate provenientes de diferentes
periódicos: ElPais, Eldiario.es elcorreo ABC y elmundo.
Muchos
de los posteriores artículos mencionan el fracaso o el intento de la
vicepresidenta de Soraya Saenz de estar a la altura de los aspirantes. Un
ejemplo es el que nos presenta el artículo del diario.es recalcando los datos confusos
que ofreció Saenz de Santamaría que comenzó diciendo que “1.500 españoles
encuentran empleo al día y otros 1.500 creen que pueden encontrarlo y que en el
último año se habían creado 600.000 puestos de trabajo”2.
Además de
ello, el propio artículo presenta más datos erróneos de la vicepresidenta, como
la afirmación de que ahora hay más trabajadores fijos que cuando el PP llegó al
gobierno y los desmiente con datos estadísticos obtenidos de la Encuesta de
Población Activa (EPA) en el que aseguran que “en el inicio de la legislatura,
el 24,79% de los trabajadores eran temporales y en el trimestre del verano (el
último que se conoce) la cifra ascendía al 26,15%2. Sin duda, por
sus pequeñas meteduras de pata y equivocaciones, además de las constantes puyas
que se escucharon por parte de los demás portavoces del partido y el consiguiente
silencio de Sanez, la vicepresidenta del PP no consiguió, ni de lejos, rellenar
el hueco que la ausencia de mariano Rajoy había creado.
BIBLIOGRAFÍA
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