miércoles, 7 de octubre de 2015

Cine indígena



  El mundo indígena Wayuu, un poblado situado en el país de Venezuela, ha sido presentado a la universidad, ayer, día 6 de octubre, de una forma muy original; con un corto creado por ellos mismos. Con una sutil ayuda de algunos/as profesionales del mundo del cine, han creado una historia por y para ellos/as, en los que se aprecia su forma de vida, su cultura con su propio dialecto y los problemas a los que se enfrentan día a día. 


  El primer corto presentado, aparece un anciano haciendo su vida, hablando y cantando en el dialecto propio de los Wayuu. El filme quiere dejar patente el mayor problema que tiene el poblado, que son los explotadores de las minas de carbón que se encuentran en el territorio Wayuu. Con subtítulos, se presenta la vida del personaje, su vivienda sus hábitos… En cuanto se va con un burro, un hombre, a quién no se le ve la cara en ningún momento, aparece con un jeep y destroza su cabaña junto a los árboles de alrededor. Al final del corto se muestra al anciano junto a un niño lamentándose por su pérdida. 


  Los otros dos cortos que presentan son protagonizados por madres de familias, y están dirigidos a los/las habitantes que viven en las zonas fronterizas. En el segundo corto aparece una mujer que baja a la ciudad para comprar víveres y se presenta el obstáculo social más común a los que se enfrentan la mayoría de los/as habitantes de Venezuela: El drama de las interminables colas para conseguir los preciados alimentos. En el último corto se presenta la vida de una mujer cuyo único trabajo desde sus diez años ha sido lavar bolsas de plástico. El corto gira en torno a la mujer y su familia, su día a día y termina con el recorrido que recorre una de sus hijas para finalmente llegar al colegio. 


  La vida humilde es patente en todos estos cortos, además de la pobreza .Pero el debate que ha ocasionado esta presentación no ha sido ninguno de estos dos temas, sino la presencia y el inevitable cambio que el equipo tecnológico, prestado para grabar la película, ha ocasionado en la vida de esta tribu. La pregunta ¿Se le puede llamar película indígena siendo manipulada en parte por gente de fuera? Se ha escuchado y el debate se ha construido en torno a ella. La película ha sido creada por todos los/las habitantes de la tribu, y entre ellos/as han creado el argumento, el guion, la dirección artística… Pero  un aprendizaje anterior de la maquinaria y, a lo largo del proyecto, la presencia de un/a supervisor/a por si surgía algún que otro problema, eran imprescindibles. Entonces, ¿Todo este estudio posterior, eliminan el derecho a llamarlo “cine indígena”


  Lo que sí está claro, es el interés particular de los/as productores/as en mantener la esencia Wayuu en la película, por tanto, fue el mismo poblado el que manejó las cámaras y decidió todas las tomas y secuencias, incluso en el respeto al guion cronológico sin hacer caso a la optimización del tiempo, muy presente en el cine occidental. Aun así, aparece a colación un gran debate que se vivió en el rodaje cuando los de la tribu no querían cortar los planos entre los diálogos; los/as profesionales querían llevar la grabación de sus diálogos a su terreno y al final lo consiguieron para evitar el corte de la acción y conseguir mayor entendimiento de la conversación entre los personajes.


  Los/as productores/as dejan claro que los cortos muestran una esencia única que solo puede lograr alguien que pertenezca a ese mundo y entienda completamente toda la cultura que les rodea a los Wayuu y por ello, no hay que olvidar que la película fue hecha por y para ellos/as y no para el resto de la población venezolana o americana, y para ellos/as, fue una maravilla de creación. Por tanto, la pureza de la cultura de un pueblo no se pierde ni se perderá, si los/as propios/as habitantes de esa comunidad no rechazan la grabación y la toman como representación de su cultura, a pesar de haber sido grabada con técnicas occidentales.

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